sábado, 12 de enero de 2013

Los animales y humanos sufrimos porque tenemos un sistema celular especializado que nos permite interrelacionarnos con dos mundos, el interior y exterior, llamado Sistema Nervioso, además de otros sistemas como el endócrino. Si no tuviésemos Sistema Nervioso no sufriríamos, de la manera que lo sentimos nosotros, como ocurre con las plantas y demás seres no animales (bacterias, hongos), que no poseen sistema nervioso, y por lo tanto no sufren o no sienten como nosotros.
Cuando un animal es sacrificado para ser transformado en un pedazo de carne sufre en todo el proceso, además de ser muerto sin que el animal lo desee. El animal no nació para ser sacrificado y ni para que sus músculos, sus huesos, sus ojos, sus órganos, terminen siendo nuestro alimento. Nuestra anatomía, nuestra fisiología, no está genéticamente planeada para que comamos carnes.
Forma parte de la evolución humana (en un sentido espiritual práctico) aprender a sentir el dolor del otro. Y ser insensible con el dolor injustificado de cientos de miles de animales que diariamente se sacrifican (al más puro estilo campo de concentración), no es propio de una supuesta raza que se cree la más evolucionada y racional.
Pregunto a los lectores: ¿Les gustaría que los alimenten, de la misma manera que hacemos con los animales, para que después sean sacrificados - muertos-, para terminar siendo un cadáver que sirva de alimento de otros? Me parece que a nadie le gustaría ser tratado de esa manera. De la misma manera, a los animales no les gusta ser tratados como alimentos.

Nuestra insensibilidad, nuestra falta de comprensión por los otros, genera innumerables sufrimientos a muchos otros, humanos y no humanos. En particular, a los animales los hemos transformado en pedazos de carne para satisfacer los egoístas paladares de algunos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario